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DQajo nació como un proyecto del difunto Antonichi (Ostiaputa) al que se le unieron compañeros tanto de los propios Ostiaputa como de Arsenik. El fallecimiento del vocalista hizo que la banda continuara con Moe al bajo/voz, Banderas a la guitarra, Reka a la guitarra y Chepa a la batería. "Perro Viejo"(2024) es su segundo álbum, diez canciones de punk rock que pretenden ser un homenaje a su vocalista, compañero y amigo. "Perro Viejo" es el primer latigazo, un sentido recuerdo a Antonichi que nos cuenta un poco de su historia, influencias e indiosincrasia, todo ello a ritmo de rocoso punk rock. Le sigue "A la mierda" que combina un sonido afilado de guitarras que rozan el metal, con una línea de bajo de corte rocanrolero. El estribillo coreable es la guinda perfecta de un pastel muy cañero. "A la mierda" continúa con la tónica general del disco: velocidad, punkarreo y melodías vocales con rabia pero muy participativas. Hay que destacar la precisa tocata de la banda, con muchos arreglos de guitarra y una base rítmica perfectamente engrasada. "Sexo, drogas y punk rock" es el relato de una forma de vivir, sobre todo por llevar el punk rock como bandera (lo otro ya depende la la persona el momento y los gustos de cada uno). Todo ello con una potente sónica llena de marcha. "Camaradas" es un medio tiempo de cariz rockero en el que recuerdan a amigos que no están entre ellos: "Vuelen alto camaradas, rumbo fijo hacia el infierno". Dejando patente una vez más el claro componente sentimental que tiene el disco. Guitarras con regusto a bandas del '77 comandan el devenir de "Que más da", con un marcial ritmo machacón y un mensaje claro contra el racismo y la represión, lo suyo no es andarse con dobles lecturas. Toman la directa con el acelerado corte hardcore metal anti eclesiástico llamado "Oración", uno de los temas que se salen un poco del contexto punk rock más ortodoxo, incluyendo hasta melodías de guitarras armonizadas. Para "Muerto en vida" contaron con la presencia de los madrileños Debruces, aportando su granito de arena en un corte que tiene un aroma rock urbanero cercano al de la última etapa de Barricada. Una de cal y otra de arena, vuelven a pisar el acelerador a tope con "Rebaño", un alegato en contra de la clase dirigente con una instrumentación a medio camino entre el punk rock y Motörhead. "En el bar" pone el punto desenfadado al disco, porque aunque es igual de potente, su letra es un desvarío sobre los avatares que pueden suceder en bares a altas horas de la madrugada. "No nos gusta este control" cierra el disco con todo un himno para cantar a voz en grito, con un adictivo estribillo y la colaboración de sus compañeros de Ostiaputa. Un trabajo muy cañero que es un perfecto homenaje al añorado vocalista.