Manolo Kabezabolo el que se decía que era el último punk del final del milenio sobrevivió a la fecha fatídica y un año después editó 2001: la odisea va despacio. Ahora siete años después el zaragozano estrena nueva formación, llamada La Bolobanda, y nos trae un disco en el que hay más de lo mismo que en los anteriores, es decir punk-rock de libro con mucho sentido del humor, actitud crítica, denuncia y el mismo discurso de antaño.
Manolo Kabezabolo, punk militante donde los haya, le echó un pulso a la SGAE en 2005 con el disco Aversiones, integrado por versiones de canciones conocidas de Beatles, Dúo Dinámico o The Ramones, a las que él les puso letra, y decidió regalarlo en su web el año pasado, consiguiendo en pocos días la cifra nada desdeñable de 13.000 descargas.
Kagate Kid, un título que ya te hace esbozar una sonrisa en cuanto lo oyes, tiene una portada demasiado seria para lo que se esconde dentro, pero ésta es la mejor de toda su discografía. Doce temas directos y sin complejos, más las clásicas ‘Sid Vicious song’ y ‘Papel morao’, en los que Manolo Kabezabolo, un tipo detrás del que hay más leyenda urbana que historia verídica, se saca sus demonios personales.
Así, nos encontramos con verdaderas joyas punkies, con un sonido más compacto y menos deslabazado y terrible que antaño, como ‘Herencia de muerte’, una versión de Krisis-D, grupo zaragozano de los ochenta donde militaba Chus Carril, amigo de Manolo, ‘Esta puta vida’ y ‘Maldito hijo de perra’, escritas por el cantante junto a Natxo, de Animales Muertos, y dos cortes que van a funcionar de maravilla en directo: ‘Enróllate con Vázquez’ y ‘Edelmiro’, divertídisimas y aceleradísimas. Y atención al bonus track, una adaptación del jingle del boli Bic dedicado a Bustamante y Bisbal.