CD MCD - MACARRADA -

Disco conflictivo que aparecería editado bajo el nombre de M.C.D. y que sin embargo desató la reacción contrariada de la mayoría de los primeros miembros de la formación bilbaína. Tensiones internas con el manager hacen que Niko, el único de los fundadores de la banda en los primeros 80 que aún seguía en activo, deje el grupo en 2003. Lejos de sellar con ello  el acta de defunción, el resto decide continuar funcionando bajo las mismas siglas. Si la situación de ver tocar a los supervivientes un repertorio que no compuso ninguno de ellos se hace paradójica, la edición de nuevo material, de manera un tanto apresurada, tampoco agrada a los que habían decidido parar. "Macarrada" nace por tanto, si no herido de muerte, si bajo sospecha de quienes han seguido a M.C.D. desde el principio.

La reacción no se hizo esperar y en vista del cariz que toma la situación se decide convocar a los componentes en la reserva para oficiar un concierto a modo de funeral y despedida, además de obligar a los aún activos M.C.D. a que funcionen con otro nombre. Lo harían, aunque eso sí, algo remolones de abandonar de todo el barco, se cambian el nombre precisamente a Macarrada, estirando aún el juego con las siglas.

Con todo, en lo musical, el disco circula por vericuetos comunes a los que definieron a los M.C.D. de pata negra: gusto por las maneras de guitar-killers, referencias a Bilbao, ironía como la de asociar políticos con errores genéticos y puntos de manifiesto anticlericalismo. Les pierde quizás una excesiva lentitud en algunos pasajes, que por lo atropellado de las letras, con estrofas a veces algo largas, parece responder a un intento por acomodarlas a la música.

Si "Ya cambiarás" o " Gruñe" sí que parecen mirar hacia los M.C.D. más macarras, "Avergonzado", "Como ayer" o el mismo "Dios es blanco" no tienen nada que ver. Ahora sí, no nos engañemos, si no el grupo, su música ya había empezado a disgregarse con respecto a su época dorada en sus trabajos a finales de los 90. En ese sentido este "Macarrada" parecía querer enderezar las cosas.